Templarios en el Juramento de Tortosa

Templarios en el Juramento de Tortosa Joan de Alquézar, mariscal de los Templarios, giró la cabeza para observar a sus hermanos. Todos permanecían serenos en sus monturas, casi diríase que hieráticos, serenos ante la batalla que pronto tendrían que afrontar. Asintió hacia ellos como reconocimiento a la gallarda estampa que presentaban, bien pertrechados y con las capas blancas perfectamente colocadas a su espalda. Contados eran los hermanos que habían quedado en Tortosa. Cuando se supo que la urbe se hallaba sitiada por el infiel, algunos caballeros templarios de encomiendas más alejadas cabalgaron a sangre y fuego hacia allí sin encontrar gran impedimento. Sin embargo, la mayoría de los hermanos había acompañado al maestre Berenguer de Avignon hasta Lérida meses atrás. Los tambores sarracenos comenzaron a sonar al frente y su corcel piafó nervioso ante el retumbar de aquel sonido. Desde las murallas, a su espalda, los clarines pusieron el contrapunto y las m...