LA VISITA DEL 21 AGOSTO

LA VISITA DEL 21 AGOSTO
A LA TORTOSA TEMPLARIA

Catedral de Tortosa, vista desde el Casitllo de la Suda


Ninguna visita es igual a otra. Depende del grupo de personas que vienen a visitarnos, depende del interés por las que son atraídas, depende de la dinámica de grupo y sus incidencias personales, depende de la luna...

Depende de muchos factores, desde luego. Por tanto, lo dicho, ninguna visita es igual a la anterior, ni será igual a la siguiente. Y eso que visitamos siempre los lugares más emblemáticos que tienen que ver con  nuestra temática: La Tortosa Templaria, la Tortosa Celestial...

Esta visita fue de lo más enigmática y curiosa. La conexión con las personas que vinieron (un grupo de 8, cuatro parejas) fue inmediata. De tal punto, que nos besamos con el tradicional triple beso (abrazo) templario. La cosa prometía magia.

Yo, en mi habitual despiste, no me di cuenta que los lunes la catedral y otros lugares interesantes que descubrir y enseñar están cerrados en Tortosa.

Circunstancia que pudimos apercibir en cuanto nos plantamos ante la puerta de entrada de la oficina/tienda de la catedral, y nos la encontramos cerrada.

Previamente, habíamos recorrido la imponente fachada barroca de la catedral, la recorrimos con detalle, apreciando los elementos constructivos realizados con "nuestro" Jaspí de Tortosa (o brocatello de hispania, como lo denominaban los romanos). Obsevamos el hecho curioso que en toda la fachada, muy cuadrada y monolítica ella, estaban esculpidas una serie de letras y números que consideramos bastante extrañas, caso de ser denominadas como marcas de canteros.




Pon cercanía, y como era día laborable, pasamos a deleitarnos de otra joya gótica: la capilla del palacio episcopal (otra imponente construcción frente la catedral).

Ábside de la capilla del palacio episcopal

Este recorrido previo nos llevaría, cruzando la calle, por la "porta del palau" hasta el claustro de la catedral, que a pesar de ser lunes, deberíamos tener cerrado.

Nos encontramos con la grata sorpresa, para nuestra mayor alegría, que la puerta de acceso al claustro estaba abierta por donde accedimos a su interior.

Enseguida supimos el motivo por el cual la catedral estaba abierta. Y es que había un funeral en la capilla de Ntra. Sra. de la Cinta. El cuidador del lugar, un hombre muy agradable que yo conozco, nos permitió poder visitar la catedral durante el funeral, siempre y cuando guardásemos el sufiencite respeto por la ceremonia del funeral, y saliésemos al terminar dicha celebración.




Y ya empezamos a sumar circunstancias "especiales" que nos indicaban que esta visita en concreto no sería una visita cualquiera (en realidad ninguna lo es, todo depende de las personas, del momento, de circunstancias...). Incluso las mismas personas en diferentes días experimentas sensaciones distintas y se hacen siempre nuevos "descubrimientos".

Repasamos bastante ligeros el recorrido por el claustro, la colección única de lápidas funerarias de distintas épocas, las diferentes estancias que distribuye el claustro: el antiguo refetor (ahora exposición permanente, invisitable este día), que distribuye los accesos a diferentes estancias de los canonges, puerta de la antigua sala capitular, etc...).

Apremiados por el poco tiempo disponible, pero regalado por "el cielo", entramos al interior de la catedral. 

Al entrar nos encontramos que en la capilla de Nostra Senyora de la Cinta estaba iluminada y aún con apenas asistentes al funeral. Pudimos apreciar en todo su esplendor la decoración barroca y todos sus detalles constructivos.





Este es año santo de la Misericordia con la apertura de la Puerta Santa, puerta que desde el claustro daría entrada a la capilla de la Cinta.

De admirar es que toda la capilla está esculpida en Jaspí de Tortosa, una piedra semipreciosa local (SOLO SE ENCUENTRA EN TORTOSA), popularmente llamada "Pedra de la Cinta". Los romanos se enamoraron de esta piedra y la repartieron por todo su imperio, la llamaron Brocatello de Hispania.

 

Otro hecho simpático fue al ver al "mossen" intentando encender el cirio pascual, que ha de estar presente en toda celebración religiosa, y que debido al peso y dimensiones del cirio fui a sostenerlo para que él lo pudiera encender, colocándolo de nuevo en su pedestal y apuntalándolo para que no cayera.

En nuestro recorrido exprés, pasamos a admirar la hoy pila bautismal situada en una capilla al lado de la capilla de la Cinta, y que no es otra que la fuente que tenía el Papa Luna (Benedicto XIII) en su sede pontificia, el castillo de Peñíscola, que también fue castillo templario. Fuente/pila bautismal con un curiosas alegorias en sus ocho caras.




Nuestro apresurado recorrido pasó por el retablo que hay justo al entrar por la puerta del clautro. Es una obra de arte del renacimiento de gran valor. Recorrimos toda su estructura y su simbología.




 Y no podíamos irnos sin repasar el retablo del altar mayor dedicado a Nuestra Senyora de la Estrella, titular de la Catedral.





 
Y como ya no teníamos más tiempo para deleitarnos a placer de todos los rincones de la Catedral, nos tuvimos que marchar por respeto al pacto con el cuidador eventual del día.

Luego la visita transcurrió por el castillo de la Suda con comida incluida. Pero lo más significativo ya lo he relatado, con Misterios incluidos...

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JMMA.·.

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